viernes, 11 de febrero de 2022

LOS CONSEJOS DE HERMANO MAYOR. PEDRO GARCIA AGUADO

Las claves para afrontar las dificultades de la vida de la mano del mejor coach posible, el Hermano Mayor.
¿Tu hijo ha dejado de ser aquel niño con el que te llevabas tan bien? ¿Notas que la relación con él se deteriora sin motivo aparente día tras día? Si detectas en el adolescente que tienes en casa actitudes, respuestas o conductas que te preocupan, que comienzan a ser agresivas y que temes que puedan ir a más, Pedro García Aguado, el coach de «Hermano Mayor», te ofrece en este libro las claves para solventar los problemas más frecuentes con los que puedes encontrarte, y cambiar así la actitud conflictiva de tu hijo para que aprenda a enfrentarse a los desafíos y a ntrenarse para la vida.Un libro que ofrece respuestas para resolver con éxito los conflictos personales y familiares, de un modo directo, sencillo y eficaz, y basado en el método del programa de televisión «Hermano Mayor».

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miércoles, 9 de febrero de 2022

PATERNIDAD: UN SEGURO DE VIDA PARA LAS HIJAS


Por Juan Meseguer

Tendemos a pensar que las madres son las principales educadoras de sus hijas, mientras que a los padres les corresponde un papel secundario. Esta distribución de roles olvida que, además de los cuidados y la relación materna, ellas necesitan un padre que les dedique tiempo y atención. Así lo defiende Meg Meeker, pediatra y consejera familiar, en su libro Padres fuertes, hijas felices (1).

A los dieciocho años, Ainsley se marchó de casa para estudiar en una prestigiosa universidad americana. Durante el primer curso todo marchó sobre ruedas: hizo muchas amigas y sacó buenas notas. Pero luego la cosa se torció. Empezó a beber demasiado, dejó de asistir a clase y, al final, fue expulsada de la universidad.

Al regresar a casa, su madre se mostró inflexible. “Te has comportado estúpidamente”, le dijo. “Has arrojado tu futuro por la ventana. Has avergonzado a tu familia”. En mitad de la bronca, su padre se acercó a Ainsley y le susurró: “¿Te encuentras bien?” Ella rompió a llorar.

lunes, 7 de febrero de 2022

¿EL QUE DA RECIBE? . Por Jose Maria Marquez Vigil


¿EL QUE DA RECIBE? La respuesta a esta pregunta es evidente en el mundo del Boxeo. El que da, recibe, ¡y mucho! Y también, ya sea en efectivo, bienes inmuebles, o rescates financieros, los Bancos suelen “recibir” después de “dar” sus préstamos… ¿Pero pasa lo mismo en otros ámbitos? ¿Es igual de evidente en el mundo del amor y la solidaridad

Siempre recordaré la primera vez que pisé la capilla de la Casa Madre en AJC Bose Rd en Calcuta. Tras la misa de las 6 am, nos reuníamos todos los voluntarios en el patio central del Convento de las Misioneras de la Caridad para tomar una banana y chai (te indio), revisar el correo, conocernos… Y antes de salir cada uno hacia su destino (Prem Dan, Kalighat, Shishu Bhavan, etc.) nos cruzábamos con un cartel en el que rezaba algo así como: “Cuando das tu amor a los enfermos, a los moribundos, recuerda siempre que están haciendo más ellos por ti, que tú por ellos”. La cita no es completamente literal porque han pasado 25 años desde entonces, aunque ese era el sentido, y he de reconocer que la primera vez que lo leí me pareció un “sinsentido” desde mi visión “top-down”. Pero la Santa de Calcuta, la gran catedrática doctora honoris causa del Amor incondicional, no se equivocaba. Para mí se abrió un camino en el que sin duda alguna he ingresado (recibido) mucho más de lo que he podido dar: muchos créditos de fe, familia, amistad, salud, vida, alegría… Y esto, ¿cómo se explica? 

Neurólogos y psicólogos hablan del Cortisol, que aunque con ese nombre podría hacernos pensar en un pequeño supermercado o un producto de limpieza, se trata en realidad de algo muchísimo más nocivo, y dicho sea de paso, en ocasiones necesario. Y una de cal y otra de arena, hablan también de la Oxitocina. La hormona del estrés y la hormona de la felicidad, respectivamente. ¿Pero qué tiene que ver todo esto con eso de “dar” y “recibir”? 

MARIAN ROJAS ESTAPÉ : "CÓMO HACER QUE TE PASEN COSAS BUENAS"


Marian Rojas es psiquiatra licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra. Trabaja en el Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas, en Madrid, y su labor profesional se centra, principalmente, en el tratamiento de personas con ansiedad, depresión, trastornos de personalidad, trastornos de conducta y en terapias familiares. Creadora del proyecto ilussio sobre emociones, motivación y felicidad en el mundo empresarial.


Uniendo el punto de vista científico, psicológico y humano, la autora de este libro nos ofrece una reflexión profunda, salpicada de útiles consejos y con vocación eminentemente didáctica, acerca de la aplicación de nuestras propias capacidades al empeño de procurarnos una existencia plena y feliz: conocer y optimizar determinadas zonas del cerebro, fijar metas y objetivos en la vida, ejercitar la voluntad, poner en marcha la inteligencia emocional, desarrollar la asertividad, evitar el exceso de autocrítica y autoexigencia, reivindicar el papel del optimismo…


¿Cómo surgió la idea de escribir este libro? 

Desde hace tiempo tenía la ilusión de plasmar en unas páginas mi visión del ser humano ante las diferentes circunstancias de la vida. Me preguntaba, ¿existe la suerte? ¿Por qué hay gente a la que siempre le pasan cosas buenas? ¿Atraemos con nuestra actitud los problemas? ¿Qué influencia tiene el estado de ánimo en la realidad que vivimos? ¿Cómo funciona la unión mente y cuerpo?


Todavía recuerdo la primera vez que me di cuenta de que el cortisol -la hormona del estrés- iba a ser un gran compañero en nuestra vida. ¡De hecho, es el gran protagonista del libro! Me encontraba formándome en el King’s College de Londres, en el Departamento de Medicina Psicosomática, en los últimos meses de mi residencia. Conocí a varios médicos excepcionales que me introdujeron en el fascinante mundo de la unión mente – cuerpo. Acudí a sesiones y conferencias de especialistas que trataban la conexión del pensamiento y de las emociones con el sistema nervioso. Semanas después conocía a un investigador de origen italiano que estudiaba los diferentes tipos de meditación y su impacto en la salud . Ahí comenzó un viaje apasionante de escuchas, de aprendizajes, de lecturas y de conferencias. Como en un puzzle todo iba cobrando sentido.

Uní a ello la formación adquirida de mi padre (¡son ya tantos años a su lado aprendiendo!) con la lectura de múltiples libros, artículos e investigaciones científicas y, sobre todo, la experiencia de haber acompañado a tantas personas a lo largo de sus peores momentos y ayudado en sus heroicas remontadas. Admiro profundamente a los maestros que han sabido ver la importancia de los pensamientos, las emociones y la unión de la mente y del cuerpo. Desde Wayne Dyer y sus zonas erróneas, al Dr. Daniel Goleman (padre de la Inteligencia Emocional), el Dr. Mario Alonso Puig (al que admiro profundamente), el Dr. Daniel Amen (que no cesa de publicar sobre la importancia del pensamiento en la patología mental), el Dr. Boris Cyrulnik con su investigación en la resiliencia o el psicólogo israelí de la Universidad de Harvard Tal Ben Shahar y su labor de difusión de la psicología positiva.

En “cómo hacer que te pasen cosas buenas”, plasmo mi visión. No invento nada, no creo nada nuevo, simplemente transmito mi enfoque del ser humano. He intentado transformar lo complejo en sencillo. Llevar al lenguaje que todos entendemos la maquinaria del cuerpo y de la mente.

El libro se vertebra sobre varios ejes. 

domingo, 6 de febrero de 2022

MEG MEEKER: "EDUCAR HIJAS FUERTES EN UNA SOCIEDAD LÍQUIDA"


La autora expone pautas para «educar hijas fuertes», felices y seguras. Meeker se centra muy especialmente en historias reales de pacientes, así como en la experiencia derivada de sus propias vivencias.


Meg Meeker, madre y pediatra, hace tiempo que comparte con el lector sus más de 30 años de experiencia clínica y personal por medio de libros claros, concisos, de fácil lectura y rebosantes de sentido común. Obras como Padres fuertes, hijas felices; Cien por cien chicos; Los diez hábitos de las madres felices y Héroe. Cómo ser el padre fuerte que tus hijos necesitan son algunas de las que preceden a su última publicación, centrada esta vez en las hijas, Educar hijas fuertes en una sociedad líquida (Palabra, 2020).


Aunque la autora no hace referencia explícita a ello, la expresión «sociedad líquida» que aparece en el título de este libro fue utilizada por vez primera por Zygmunt Bauman en su obra Modernidad líquida. Y es importante aclarar el término para ubicarnos en el marco histórico-social en el que se sitúa la obra de Meeker. Bauman acuñó los conceptos de «modernidad líquida», «sociedad líquida» o «amor líquido», para definir el actual momento de la historia; una situación de perpetua inestabilidad que tiene profundos efectos sobre la identidad personal. Nos encontramos ante la disolución del sentido de pertenencia social del ser humano para dar paso a una marcada individualidad. La metáfora de la liquidez intenta dar cuenta de la precariedad de los vínculos humanos en una sociedad hiperindividualista y egocéntrica, marcada por el carácter volátil y transitorio de sus relaciones. La sociedad liquida es siempre cambiante, incierta, imprevisible. Un tiempo sin certezas.

En este complejo entorno, la autora muestra once pasos concretos a dar para garantizar la felicidad, bienestar y seguridad de nuestras hijas, centrándose muy especialmente en historias reales de pacientes, así como en la experiencia derivada de sus propias vivencias familiares.

Primero. Conoce su corazón

El conocimiento de las hijas es el paso previo a toda comprensión y amor. Algo que parece evidente pero que necesitamos recordar. Al respecto, conviene traer a colación las palabras de la Madre Teresa de Calcuta. En el cincuenta aniversario de Naciones Unidas, invitada al evento, subió poco más de 30 segundos al estrado y dijo: «Así que queréis cambiar a la gente, pero ¿conocéis a vuestra gente? Porque si no conocéis a las personas, no habrá comprensión, y si no hay comprensión, no habrá confianza, y si no hay confianza, no habrá cambio».

sábado, 5 de febrero de 2022

¿SON LOS PADRES Y LAS MADRES (IN)COMPETENTES PARA EDUCAR?. Por Catherine L'Ecuyer


En una de las bibliografías de María Montessori, Rita Kramer explica que se había puesto de moda, entre las mujeres del siglo XIX en Italia, el juego de encender y de apagar unas cerillas para matar el tiempo, mientras los niños estaban siendo cuidados por una niñera y el padre estaba ausente del hogar. Esa anécdota ilustra hasta qué punto no se veía la actividad educativa -por lo menos durante los primeros años del niño- como algo relevante. Educar era una tarea a la que se dedicaban principalmente los más vulnerables, a falta de otra alternativa. Montessori explica como era corriente escuchar en las familias burguesas decir al niño; “no te sientes en el suelo” o “no te sientes en el sofá”. Entonces el niño era un ciudadano que no tenía lugar en los espacios comunes de su propia casa. Se le decoraba de lazos y se le ataba inmóvil a una silla con su niñera para que no hiciera ruido y no molestara.


Si bien es cierto que en l’Émile, Rousseau había hablado en el siglo XVIII del niño como de un sujeto, no como un objeto, consideraba el Estado como su principal educador. Afirmaba que el Estado tiene un papel prioritario sobre el de los padres en el ámbito de la educación de los hijos, puesto que la educación de los niños no debe “abandonarse a los prejuicios de sus padres”. Quizás fue por exceso de coherencia consigo mismo que Rousseau abandonó a sus hijos en un orfanato. La idea rousseauniana de que los padres son incompetentes para poder educar a sus hijos y deben dejar que el Estado lo haga para ellos sigue hoy recibiendo atención, configurando muchas de las políticas educativas.

LA IMPORTANCIA DE EDUCAR EN EL ASOMBRO Y EN LA REALIDAD. Por Catherine L’Ecuyer



«Ahora vamos a hacer una ficha. Vamos a pintar un conejo que vive en una granja. Luego vamos a ver unas letras en la tableta. Y luego vamos a escuchar una grabación en inglés. Y, finalmente, os voy a explicar por qué hay que ser generosos.» ¿Qué ocurre en un niño de 4 años que se encuentra en una clase así? ¿Cómo aprenden los niños? ¿Aprenden a través de fichas, pantallas y discursos?

Los niños nacen con asombro. El asombro es “no dar el mundo por supuesto”. Decía Tomás de Aquino que el asombro es “el deseo de conocer”. ¿Qué asombra? La belleza de la realidad. Los niños necesitan realidad para aprender, porque el cerebro humano está hecho para aprender en clave de realidad. Los niños, por ejemplo, aprenden a través de experiencias sensoriales concretas para comprender el mundo y comprenderse a sí mismos. De hecho, los últimos estudios en neurociencia nos confirman que la memoria semántica (de conocimientos conceptuales) y la memoria biográfica (de los acontecimientos vividos a través de las experiencias percibidas) todavía no están diferenciadas en la infancia. Esas dos memorias se diferenciarán poco a poco a lo largo de la adolescencia, hasta la edad adulta, lo que nos indica que los niños no aprenden las cosas a través de discursos, fichas o pantallas, sino que necesitan experiencias reales y relaciones interpersonales “en directo”.

viernes, 4 de febrero de 2022

EL ASOMBRO: NO DAR NADA POR SUPUESTO. Por Catherine L´Ecuyer

En cada una de esas deliciosas cabezas, decía Chesterton refiriéndose a los niños, hay un universo recién estrenado como lo fue el séptimo día de la creación. Así ven el mundo los ojos asombrados de nuestros pequeños, porque “no dan nada por supuesto”. Los ­niños no creen ni dejan de creer en los milagros, porque para ellos todo es un milagro. Y nosotros los adultos, ¿nos asombramos? Cuando nos despertamos esta mañana, ¿nos asombramos al ver a la persona que estaba a nuestro lado? ¿La vimos como si ­fuera por primera vez? ¿O por última? Cuesta. Nos cuesta ver el mundo con ojos nuevos, porque lo tenemos muy ­visto.


Los niños se asombran porque ven el mundo literalmente por primera vez. Cada vez que miran por la ventana y ven el cielo es como si el cielo se estrenara ante ellos. Los adultos, en cambio, tendemos a pensar que las cosas y las personas existen porque nos las merecemos. La sociedad del hiperconsumo, de la inmediatez y del bienestar ha contribuido a anestesiar nuestro sentido del asombro. El que lo tiene todo acaba creyendo que el mundo debe comportarse a su antojo. Como es lógico, una sociedad en la que cada persona se considera el centro del universo es una sociedad enferma, insensible e ingobernable. Es la sociedad de las quejas y de las revueltas continuas. La pérdida del asombro lleva a la cultura de la autosuficiencia, que hace ignorar la fragilidad del ser humano, a la del cinismo, que hace pensar que todo le es debido, y a la de la indignación y del victimismo, que lleva al resentimiento vengativo e insolidario.

Mientras los países del hemisferio sur estaban ya en guerra contra epidemias sucesivas de dengue, de zika, de fiebre amarilla y de malaria con cientos de ­millones de personas afectadas desde ­el 2017, el coronavirus llegó por sorpresa a los países del norte, convirtiéndose en una pandemia con consecuencias te­rribles.