viernes, 10 de marzo de 2023

UNA FÁBRICA DE CRETINOS DIGITALES


Michel Desmurget: "A los 18 años un chaval ha pasado ante una pantalla el equivalente a 30 cursos escolares"



Michel Desmurget (1965, Lyon) Doctor en neurociencia y director de investigación del Instituto Nacional de la Salud de Francia. En La fábrica de cretinos digitales (Península) advierte de los peligros de los dispositivos digitales en niños y adolescentes. 


El tiempo que los chavales pasan ante un dispositivo digital es abrumador...

Las cifras son dramáticas. En los países occidentales los niños menores de dos años pasan diariamente casi tres horas delante de una pantalla, entre los ocho y los 12 años están casi cinco horas al día, de los 13 a los 18 años su consumo roza las siete horas diarias... Si sumamos todo el tiempo que un chaval pasa entre los dos y los 18 años delante de una pantalla equivale a 30 años escolares, a más de 15 años de empleo a jornada laboral completa, a casi 40.000 episodios de Doctor House. Y eso sólo si medimos el uso de pantallas por motivos recreativos y dejamos fuera el tiempo que las utilizan en el colegio o para hacer deberes.



El título de su libro, 'La fábrica de cretinos digitales', es bastante elocuente. ¿Las pantallas están creando una generación de idiotas?

Elegimos ese título porque ya era hora de hablar claro, porque la gente necesita despertar. Hay quien minimiza el uso de las pantallas, pero la realidad es que tienen un efecto devastador. La inteligencia se basa en la capacidad de poder memorizar, y todo eso se ve gravemente afectado por el uso de dispositivos digitales. Las pantallas afectan a todo lo que nos hace humanos: al lenguaje, a la capacidad de pensar, de razonar, de memorizar... Numerosos estudios así lo corroboran. Además, yo estoy en contacto con muchos profesores, logopedas y psicólogos infantiles que no leen la literatura científica, pero que están en contacto con los niños. Y lo impresionante es que lo que ven coincide plenamente con lo que dicen los estudios.

¿De verdad las capacidades cognitivas están experimentando el descenso más pronunciado de la historia de la humanidad?

Hay científicos y estudiosos que así lo creen. Como por ejemplo Mark Bauerlein, profesor de la Universidad Emory en Atlanta (Georgia), que sostiene que esta es la generación más estúpida que haya habido nunca. Los científicos están de acuerdo en que el lenguaje, la capacidad de atención y la de memorización se han reducido en esta generación. Hoy existe la idea de que no hay que memorizar nada porque todo está en internet. Y sí, para hacer por ejemplo un algoritmo puedes ir a Google y buscar cómo se hace, el problema es que en tu cabeza tienes que tener todos los conocimientos anteriores. ¿Conoce los libros de Los Cinco?



Claro. ¿Por qué?

Cuando yo era un chaval me encantaban Los Cinco. Hace poco compré un ejemplar nuevo y cuando lo leí me quedé muy decepcionado, me pareció que la escritura era muy mala, muy pobre. Pero encontré por mi casa una versión antigua de ese mismo libro, de hace 40 años, y al compararla con la nueva me quedé de piedra: habían suprimido todos los pretéritos perfectos e indefinidos, habían suprimido todas las descripciones (supongo que las considerarían aburridas) y habían suprimido muchísimo vocabulario. Me puse a analizar un capítulo y se habían cargado el 40% del vocabulario, la longitud de las frases se había reducido en más de un 15%... Hemos llegado al punto de que hay que reescribir los libros infantiles para que los niños de hoy los entiendan. Los profesores que llevan 15, 20 años enseñando también observan que ahora es más difícil hacerles entender a sus alumnos muchos conceptos. Vemos los efectos de las pantallas ya y en todos los campos: en los resultados académicos, en la literatura para niños...


Hay quien dice que los jóvenes de hoy tienen habilidades distintas, saben otras cosas...

Sí, pero nadie es capaz de decir qué es exactamente lo que saben. Algunos sostienen que son buenos con los ordenadores y buscando información, pero los estudios lo desmienten: un reciente informe de la Comisión Europea destaca que uno de los principales obstáculos para la digitalización de los colegios es la "escasa competencia digital de los estudiantes". Y un amplio estudio de la Universidad de Stanford concluye que la capacidad por parte de los miembros de la generación digital de extraer información disponible en internet es terriblemente baja, tan baja que consideran que representa "un peligro para la democracia". Los datos muestran que el uso de las pantallas tiene un enorme efecto negativo en la inteligencia y el desarrollo. Sólo por cómo las pantallas afectan al sueño estaría justificado que se tomaran acciones públicas, porque el sueño es la piedra angular de nuestra capacidad de aprendizaje y desarrollo.


Y si hay tantas evidencias científicas sobre el daño que el uso de dispositivos digitales hace a niños y adolescentes, ¿por qué hay tanta confusión, porque muchos padres consideran que no es malo que sus hijos pasen tres horas al día con un videojuego?

Porque esta es una de las industrias más lucrativas que hay, una industria que genera al año billones de euros. No es nuevo que se dé la espalda a un problema de salud pública por motivos económicos: ha ocurrido exactamente lo mismo con el tabaco, con el cambio climático... Siempre es igual: al principio se niegan las evidencias y luego, cuando los datos son incontestables, se trata de minimizarlas. Ahora hay supuestos expertos que hablan de las bondades digitales, como antes algunos hablaban de las del tabaco. En Francia tenemos un psicólogo que lo hace, y se descubrió que era asesor de una compañía de videojuegos. 


Una pista de que las pantallas pueden ser dañinas es que la mayoría de los dirigentes de Silicon Valley llevan a sus hijos a colegios analógicos, ¿no?


No es sólo que muchos lleven a sus hijos a colegios en los que no hay ordenadores, es que tampoco en casa les permiten usar el iPad u otros dispositivos digitales. A Steve Jobs le preguntó un día un periodista del New York Times que qué pensaban sus hijos del iPad, y le contestó que en su casa no había iPads ni ordenadores. El periodista se puso a investigar y descubrió que lo mismo ocurría con otros altos cargos de Silicon Valley. Un alto ejecutivo de Google también reconoció que sus hijos no usaban pantallas. Y el ex director editorial de la revista Wired, la biblia de las nuevas tecnologías, admitió que a sus cinco hijos les restringía el uso de dispositivos digitales porque sabía de primera mano los efectos que provocan. En Francia hay un libro de sociología que analiza por qué los hijos de las familias con más medios económicos obtienen mejores resultados académicos. Y la investigación realizada reveló que lo que tenían en común todas esas familias es que realmente protegían a sus hijos de las pantallas. La gente que sabe los efectos que causan las pantallas protege a sus hijos.

¿Los colegios con ordenadores y demás dispositivos digitales pueden entonces no ser recomendables?

Sabemos que los resultados no siempre son positivos, y en algunos casos incluso pueden son negativos. Andreas Schleicher, el coordinador del famoso informe Pisa, admitía recientemente sobre el uso de aparatos digitales en las escuelas y decía que "en realidad, empeoran las cosas". De hecho, todos los estudios realizados por el informe Pisa muestran que cuanto más gasta un país en educación digital, peores son sus resultados. Suecia, que hace años era un ejemplo por los resultados académicos de sus estudiantes, se ha convertido en el país que más rápido ha descendido en el informe Pisa. Hay quien dice que es por los inmigrantes. Pero otros opinan que probablemente sea por haber introducido ordenadores en los colegios.




¿En Estados Unidos hay quien se está planteando demandas colectivas como las que hubo contra el tabaco, verdad?

Sí. Y algo ya ha habido. ¿Sabe qué es Baby Einstein? Son unos vídeos de Disney para bebés que se publicitaban como educativos. Pero se demostró que los críos que los veían tenían problemas de lenguaje, que su vocabulario era muy reducido. Un grupo de padres amenazó con ir a juicio y, antes de que eso ocurriera, Disney decidió pagar un montón de dinero y retirar la palabra educativo de esos productos. Las pantallas estoy seguro de que van a ser el próximo gran problema de salud pública. Pero hay mucho dinero por medio.


En Taiwán existe una ley que contempla importantes multas para aquellos padres que permitan a los bebés de menos de dos años usar aplicaciones digitales y que no impongan límites de tiempo sobre el uso de las pantallas a los niños mayores de esa edad. ¿Está de acuerdo con esa legislación?

No lo sé. En Taiwán consideran que es maltrato permitir que los menores pasen mucho tiempo delante de una pantalla. Y en China acaban de aprobar una ley que establece que los niños que juegan con videojuegos pueden hacerlo sólo durante un máximo de 90 minutos al día y nunca entre las 22.00 y las 8.00 horas. A mí no me gustaría que nadie viniera a mi casa y me dijera cómo tengo que criar a mis hijos. Pero lo que me parece importante es que los padres reciban la información correcta. Un padre, con los datos en la mano, dudo mucho que deje que su hijo de 12 años esté todo el día con el iPad, y si lo decide estoy dispuesto a aceptarlo, es asunto suyo. Pero lo que no soporto es que haya padres que, de buena fe, crean que el iPad es estupendo para la educación de sus hijos, para que aprendan, para su inteligencia... 

Las evidencias muestran que es justo al contrario, pero creen eso porque están desinformados, porque hay supuestos expertos que van por ahí diciendo que los videojuegos son buenos para el rendimiento escolar y otras sandeces de ese tipo que sólo generan confusión.



¿Las pantallas crean adición? Muchos padres se quejan de que cuando tratan de limitar el uso de las pantallas por parte de sus hijos no pueden...

De nuevo, es igual que lo que pasó en su día con el tabaco. Cuando la Organización Mundial de la Salud empezó a hablar de que fumar creaba adicción, la industria del tabaco reaccionó diciendo que no era verdad. Luego terminaron admitiendo que a lo mejor un poquito sí que lo era. Creo que la adicción a las pantallas es un problema real, hay varios estudios que sugieren con fuerza que con las pantallas se puede desencadenar el mismo mecanismo cerebral que con otras adicciones. La mayoría de las investigaciones en ese sentido señalan que entre el 3% y el 5% de los usuarios son adictos. Parece una proporción pequeña, pero sólo un 1% en Francia supone medio millón de personas. Pero incluso si no es una adicción, sigue siendo un problema.



¿Qué provocan las pantallas en el cerebro de un menor?

Hay quienes dicen que hay que vivir con los tiempos modernos. El problema es que el cerebro de los niños es un cerebro viejo, fruto de muchos años de evolución, y no ha sido diseñado para esa porquería. Un cerebro tiene necesidades, necesita interacción humana, necesita dormir, necesita actividad física (ahora sabemos que la actividad física es importante para que un cerebro madure), necesita estimulación y muchas otras cosas. Y nada de eso se lo proporcionan las pantallas. Por supuesto que el cerebro se puede adaptar. Pero que se adapte a una situación no quiere decir que funcione mejor que en otra. Si usted sube a lo alto de una montaña de 6.000 metros, se adapta. Pero no funcionará tan bien como al nivel del mar. Y con el cerebro es lo mismo: no funciona igual de bien en el ambiente para el que ha sido construido que en otro ambiente.

¿Los políticos, nuestros gobernantes, deberían estar preocupados?

Yo hace ya mucho tiempo que perdí la fe en los políticos.


 
Fuente: El mundo 19- septiembre 2020



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viernes, 3 de marzo de 2023

LOS COLEGIOS ACUSAN. NIÑOS PANTALLAS Y SALUD MENTAL

 


Suicidios, autolesiones, depresión... Se han disparado los problemas emocionales de los niños y los adolescentes. Y 114 colegios norteamericanos tienen claro quién es el responsable: acusan a cinco grandes tecnológicas de arruinar la salud mental de sus estudiantes. Su caso lo lleva uno de los despachos de abogados más importantes del país. De salir adelante la querella, las indemnizaciones dejarían en mantillas las de la industria tabaquera. Empieza el juicio del siglo.






En este enlace el  ARTÍCULO COMPLETO:

CURSO: El trabajo hoy. Del no puedo más, al juntos podemos.

 




Los jóvenes de hoy tienen peores expectativas que las que tuvieron sus padres y un fantasma recorre sus cabezas: que no se puede hacer nada ante las situaciones de incertidumbre, precariedad y explotación laboral. La desaparición del espíritu militante extiende la pesadumbre y, en consecuencia, se cambia el sindicato por la consulta del psicólogo, el entretenimiento de Netflix sustituye al Ateneo cultural y el afrontar los problemas en soledad se disimula por el activismo de las redes sociales.


Encuentro y Solidaridad organiza los días 11 y 12 de marzo un curso en la Casa Emaús de Torremocha que busca crear un espacio de diálogo para revertir esa marea pesimista. El curso comenzará con un análisis para evidenciar de un modo práctico el lugar que ocupa el trabajo en nuestra economía; seguiremos con relatos de experiencias de trabajo en el emprendimiento autónomo, la precariedad, la hostelería, la inmigración y la familia joven; una reflexión sobre el trabajo en el actual sistema económico y político actual para acabar con un trabajo común para crear un “nosotros solidario” con cabeza y corazón.


"Dios pedirá cuentas a los esclavistas de nuestros días, y nosotros hemos de hacer todo lo posible para que estas situaciones no se produzcan más". 

Papa Francisco.


"A sus hijos: ¿quieren dejarles una memoria de explotación, salarios insuficientes, de y trabajo esclavo?".

 Papa Francisco.







Ponentes:

Javier Marijuán Izquierdo, abogado especialista en Derecho del Trabajo y Seguridad Social.

Josep Burgaya y Riera: Doctor en Historia Económica y Decano de la Facultad de Empresa y Comunicación de la Universidad de Vic. Autor, entre otros libros, de “La economía del absurdo”, “La Manada Digital” y “Populismo y relato independentista en Cataluña”.

Eugenio Rodríguez: doctor en Teología y especialista en DSI.
Mesa redonda de situaciones de trabajo actuales.




Mas información aquí:






domingo, 19 de febrero de 2023

LA ADOLESCENCIA ES UNA ETAPA PRIVILEGIADA: el cerebro se rediseña por completo.. JOSE ANTONIO MARINA

A la edad de trece años se produce una segunda oportunidad de aprendizaje que hay que aprovechar, asegura el filósofo


La adolescencia puede ser una etapa turbulenta, de crisis inevitable, de irresponsabilidad y conductas de riesgo. O no. Para el filósofo y pedagogo José Antonio Marina, esta mala prensa de los jóvenes está agravando el fenómeno en lugar de resolverlo. De hecho estos modelos sociales, advierte Marina, se convierten en profecías autocumplidas por el mero hecho de decirlas. «Si repetimos muchas veces que los adolescentes son ineducables y difíciles de tratar, conseguiremos que lo sean», augura. Su última obra «El talento de los adolescentes», editada por Ariel, viene a unirse a un movimiento incipiente en países anglosajones liderado por psicólogos especializados en esta franja de edad que aboga por cambiar paradigma:«Porque no se adecua a la realidad y porque toma como representación la adolescencia de un 15 por ciento que si son muy conflictivos», advierte. Solo hay que mirar, propone, las encuestas españolas, que nos dicen que más del 80% de individuos en esta franja de edad no tienen ningún tipo de crisis. Es más, describe, «lo pasan bien, se llevan bien con su familia y únicamente tienen la pelea por ampliar los límites normal que se presenta a lo largo de la historia pero que entra dentro de la dinámica clásica de la búsqueda de la independencia inherente a la adolescencia. Diría de hecho que entra dentro de sus obligaciones evolutivas».

—¿En que se basa esta nueva corriente para desmontar los mitos que hay entorno al adolescente?

Esta nueva corriente aboga por tomar la adolescencia como una nueva segunda oportunidad. Para ello se basa en los últimos descubrimientos de la neurociencia, que hablan de que hacia los 13 años se realiza un nuevo y completo rediseño del cerebro. Es una segunda oportunidad de aprendizaje que tenemos que aprovechar para explicar a los adolescentes que tienen que sacarse el carnet de conducir de su nuevo producto, que es el momento de decidir sobre su personalidad.

—¿Cómo se toman esta nueva teoría los jóvenes?

—Cuando se lo explicas bien les produce una gran euforia educativa: les damos la razón de que tienen que tomar las riendas de su vida pero tienen que aprender a conducir. Les interesa mucho cuando les hablas de su cerebro.


—Sin embargo, usted advierte en su libro de que muchos adolescentes piensan a esa edad que ya no pueden cambiar.

Sí, a esa edad ya han forjado la creencia de que «como soy así ya no puedo cambiar», pero precisamente es el momento en el que pueden cambiar y tienen que hacerlo. Y que pueden aprender a pensar mejor, aprender a sentir mejor, aprender a tomar mejor las decisiones y ser más autónomos y por lo tanto a desarrollar su personalidad. Es el momento de la personalidad.

—¿Cómo pueden ayudar unos padres que también piensan que esta época es difícil?

Los padres tienen tres grandes recursos: el cariño, la exigencia (tienen que poner limites) y la comunicación, todo ello adaptado a esta edad. No digo que esto último no sea complicado: Necesitan la conexión emocional pero al mismo tiempo la rechazan. Pero una conversación no es somerterle a un interrogatorio. La conexión emocional se hace en primer lugar intentando entender al adolescente y tomando en serio sus intereses y preocupaciones, aunque a los adultos les parezcan absurdas. Son las de ellos. También tenemos que trasladar las nuestras.

—¿Dónde cometen los padres el mayor error?

El problema está en que estamos infantilizando la adolescencia. Así lo afirman la mayor parte de los expertos de este momento. Como tenemos miedo a su irresponsabilidad no les damos responsabilidades y a los niños hay que dárselas. La adolescencia no es una etapa biológica, esa es la pubertad. La adolescencia es una creación cultural estrictamente educativa que sirve para permitir que los niños no entren en el mercado de trabajo y tengan un periodo de aprendizaje más amplio. Pero es un periodo que debe ser más riguroso ya que debe servir de adquisición de responsabilidades, de autonomía... que es lo que pide esa edad. No podemos olvidarlo con el pretexto de que son niños peligrosos. Pueden y deben tomar muchas decisiones.

—Su libro se titula «El talento de los adolescentes». ¿Dónde se busca, cómo se puede fomentar?

—El talento está en la perseverancia. Todos los documentos del departamento de Educación de Estados Unidos y Canadá ponen como destreza la perseverancia y la constancia como «skill» o aptitud central. Y se puede educar en la perseverancia a todos los niveles educativos, con una llamada a los padres, pedagogos y maestros: Si no tienen perseverancia las demás aptitudes no se desarrollan y resultan chicos vulnerables que inmediatamente se desfondan. El esfuerzo es central para el desarrollo educativo, y pretender reducirlo es un problema y un freno para la excelencia. Es muy sencillo. A ti que te gustaría jugar al baloncesto, bien o mal, pero para ello es necesario entrenarte. Puede ser muy aburrido, pero si no te entrenas, no adquieres fondo, destreza... El esfuerzo es necesario para adquirir excelencia.

—¿Cómo motivar al adolescentes para que mejore?

La clave está en elogiar el esfuerzo, explicándoselo bien. A partir de la adolescencia podemos hacer poco por ellos, ya son los que deciden si mejorar o no. Si quieren ser mediocres, vulgares, asustados de los demás es su opción, pero hay procedimientos para que no sean nada de eso: pueden entrenarse para la brillantez, la creatividad. En todos las actividades humanas se puede mejorar. Y una vez que una persona siente la experiencia de la mejora es tan agradable que quiere continuar. A los adolescentes tenemos que explicarles cosas que resultan de cajón pero que hay que explicarlas, además, poniéndoles la pelota en su campo. Decirles:«Sois vosotros los que tenéis que jugar».

—¿El talento, se aprende entonces?

—No hay genios, el talento se aprende. No hay talentos innatos, hay capacidades innatas y esas capacidades se desarrollan o no se desarrollan.

—¿Se consigue algo castigando al adolescente?

El castigo es una aplicación imprescindible pero solo inhibe conductas, no fomenta. Con el castigo no haces que un chico estudie porque, o bien falsea las notas, o copia. Quizá podríamos decir que en algunos casos muy concretos, de consumo de alcohol y drogas, se utilicen todos los métodos disponibles.Pero en la adolescencia conviene sustituir el castigo por la lógica de las consecuencias: «Si haces esto te va a pasar esto».

Denos un consejo práctico para padres con adolescentes en casa.

—Los contratos entre padres e hijos. Hay que volver a marcar los límites conjuntamente sabiendo que el chico tiene que aprender autonomía con responsabilidades.Si no cumplen las condiciones, no hay excepciones. Sería algo así como que «esto lo habíamos acordado, esto se acabó, y el contrato tiene que cumplirse». Les estamos tomando en serio y se dan cuenta.Sobre todo, no infantilizar.


ABC
Carlota Fominaya
11/01/2015

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A mi yo adolescente: Miedo. José Antonio Marina, filósofo





VERSIÓN REDUCIDA





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Jaume Funes :Acompañar las adolescencias en la construcción de la salud mental

¡ Eugenio Rodríguez Se presenta como un adolescente de 77 años. Dice que prefiere ser adolescente porque es mucho más divertido. Es uno los...